viernes, 10 de enero de 2014

Capitulo 8: Mas cortes

¡Hola tributos! Bueno...no me maten ¿Si? Se que este capitulo es muy triste pero ¡tenia que escribirlo! tambien lamento que sea tan corto pero voy a tratar de subir otro el domingo ¿Vale?
em...no se que decir ahora, aparte de que el hecho de estar escuchando muchas canciones un poco deprimentes de envanescence ha afectado un poco el capitulo si poco, eso no se lo cree ni Effie
vale, hasta pronto
besos, panes quemados y azucarillos

no, Rue no esta muerta. Soy mala pero no tanto

Algo sucede, algo muy malo, estoy segura. Mi intuición femenina nunca ha fallado y esta es una de las veces en que me ataca asegurándome que pasa algo grave ¿Pero qué puede pasar? Mis padres esta vez sí que están en un refugio, junto con mi hermano, Finn, Annie y todos los vencedores que participaron en la rebelión ¿Cómo lo sé? Megan y Harry estaban esperándonos en cuanto llegamos, al parecer viajaron en unos mini-aerodeslizadores que son el doble de rápidos, ellos dos me han estado informando. Las únicas personas desprotegidas son el tío Gale y…nadie más, Debrah está en el refugio con los demás. Pero el tío Gale no está en peligro, mi instinto me lo dice. Es otra persona, pero no sé quién puede ser ¡Maldita sea, lo más importante no me lo dice esta maldita intuición! Ahora, por culpa de ese maldito presentimiento, no he podido dormir desde ¿Un mes, quizás? Además estos últimos días he estado de un humor de perros, el único que me soporta es Seth, mi amado esposo.
El amor de mi vida, sigo siendo la chica cursi de mi boda, y yo estamos en la mansión de mi suegro, como detesto llamarlo así, desde hace tres horribles meses. Cada vez que me encuentro con Hades me pongo agresiva y estoy un par de días con mal genio, lo que es raro porque nunca había sido así de exagerada. También me estoy volviendo bipolar, un segundo soy la chica más feliz del mundo y al siguiente puedo estar arrojándole mi tridente, el que era de Finnick Odair, a cualquier agente de la paz desprevenido. Me siento impotente, mientras yo estoy aquí, viviendo con Seth y soportando a los imbéciles de Hades y Coriolanus, mis padres están ocultos en un refugio con la mayoría de mis seres queridos ¡Y para empeorar las cosas el resto de Panem esta aterrado y Hades los hace casi morir de hambre! Muchas veces he puesto veneno en las copas de los dos más viejos de la familia Snow, pero no da resultado ¡Beben y beben el maldito antídoto desde que se hicieron con el poder!
En estos momentos debería estar en una gira de la victoria, pero los malditos hijos de puta tienen miedo de que pueda provocar otra rebelión, como si la mitad de Panem no estuviera haciendo estrategias para volver a derrocarlos. Lo único que hago en este lugar es quedarme en mi habitación o salir a los jardines con Seth, desde que llegamos no hemos podido ir a montar y esta estúpida rutina me tiene harta. Unas pocas veces he expresado mis pensamientos y mis deseos de venganza contra los dos malditos que están a cargo del país, después de eso siempre he escuchado los gritos de mi esposo y lo han mantenido unos días lejos de mí. Ahora no me atrevo a hablar ni a hacer nada por miedo de que le hagan más daño a la persona que más amo en este mundo.
He estado sumida en mis pensamientos por horas, me doy cuenta de eso cuando mi amor se atreve a zarandearme un poco, con bastante delicadeza.
—Hace ya varios días que nos comes ni duermes ¿Necesitas ayuda, pequeña? Sabes que siempre voy a estar apoyándote.
—Lo sé, pero tengo miedo, estoy segura de que algo grave esta por suceder.
— ¿Cómo qué?
—Ni idea—susurro mientras entierro mi rostro en su cuello—. Solo quiero que todo termine de una vez, pase lo que pase.
Seth acaricia mi cabello, con movimientos nerviosos. Recuerdo que esta mañana volví a escucharlo gritar, me extraña que me dejen verlo. Poco a poco me atrevo a observar su rostro. Me quedo hechizada por sus ojos pardos, sin ser dueña de mi misma llevo mi mano hasta su mejilla. No puedo evitar sonreír al darme cuenta de mi propio gesto. El chico cierra los ojos en el momento en que rozo su rostro.
— ¿Qué te hicieron, Seth? —Susurro preocupada— Escuché como gritabas.
—Nada, pequeña, todo está bien.
—Confía en mí, soy tu mujer después de todo ¿no?
—Por esa razón no quiero preocuparte.
—Ya lo hiciste, así que dime.
—Está bien, pero prométeme que no vas a intentar matar a medio Panem—mi esposo abre los ojos y yo asiento, Seth deja escapar un suspiro antes de continuar—, antes me hacían eso para castigarte de alguna forma por lo que decías, pero ahora intentan evitar que yo mismo organice mi propia rebelión—sonríe amargamente—. Me encierran en una habitación y a veces me envían mutos de los que no sé nada, otras veces me inyectan algo que me hace verte morir de mil formas distintas, al principio creí que era veneno de rastrevispulas, pero es algo mucho peor. Con esa cosa pueden controlar lo que pasa por mi mente, al igual que las cosas que veo, huelo y siento. Todo parece tan real, hasta que ya no puedo más, entonces por fin se detiene.
—No puedo creer que tu familia te haga eso.
—Hace un tiempo yo tampoco habría creído que mi padre podría lastimar a algunas persona y ya lo vez, consiguió veinticinco niños muertos y el terror en todo el país.
—Quisiera poder acabar con todo esto de una vez.
—Yo igual.
Seth se deja caer sobre nuestra cama, puedo notar su agotamiento, su tristeza y su miedo. Apenas puede con todo lo que está pasando, y yo no soy de mucha ayuda que digamos. Me acerco a mi esposo lentamente y le aparto unos mechones de pelo de su frente, al hacerlo la manga de mi blusa deja ver buena parte de mi brazo, lleno de nuevas cicatrices. Seth no tarda un segundo en sujetar mi muñeca y examinar cada una de las nuevas marcas, está decepcionado y el dolor decora su rostro. Me acerco para abrazarlo pero él se pone de pie, apoya la cabeza en una pared e intenta respirar normalmente.
—Te cortaste otra vez ¿Por qué, Rue?
—Porque sabía que lo que sea que te hubieran hecho había sido mi culpa, no puedo soportarlo.
— ¿Y te haces daño a ti misma? Pequeña eso me duele mucho más que cualquier tortura.
— ¿Y lo que me duele a mí, Seth? ¿No te has preguntado todo lo que sufro cuando sé que te están lastimando?—vuelvo a acercarme a mi marido, lo abrazo por la espalda— Es la única forma en que puedo olvidar todo lo que siento, cada vez me alivia mas.
—No vuelvas a hacerlo, podría resultar peor que cuando ganaste los juegos. Rue, si sigues con eso puedo perderte en cualquier momento, no me pidas que soporte eso.
—No me voy a suicidar, mi amor.
—Pero podría pasar un accidente, si algo te asusta o te distrae, si no mides cuan profundo es el corte podrías…

Escucho sollozos de parte del chico que amo. Me situó entre su cuerpo y la pared y rodeo su cuello con mis brazos. Intento calmarlo de todas las formas que se me ocurren, le prometo que nada va a pasarme, lo acaricio, lo beso, le digo lo mucho que lo amo, pero nada funciona. Poco a poco mi esposo se desliza hasta el piso, llevándome consigo. Me doy cuenta de que él  no se percata de mi presencia, él no está conmigo. No hay nada que pueda indicármelo, excepto por que mira al vacio y susurra cosas incoherentes. Intento devolverlo a la realidad, lo beso, lo abrazo, suplico que vuelva conmigo, lo sacudo, grito pero nada resulta. Finalmente me echo a llorar junto a él, abrazo a Seth y escondo mi rostro en su estomago mientras las lagrimas recorren libremente mis mejillas. Poco a poco los susurros de mi amor van disminuyendo hasta desaparecer. Lo observo y me encuentro con su rostro relajado por los sueños. Levanto a duras penas a mi mentor y lo recuesto en la cama para que pueda dormir en paz. Me encanta verlo dormir, parece que no hay nada que le preocupe. Él ha pasado por muchas cosas, más que yo, y las tres veces que lo he visto llorar, o casi, ha sido por mi culpa. Por mi maldita culpa. Me prometo a mi misma que no volveré a ser la causa de su dolor. Salgo de nuestra habitación y medio camino, medio corro, hasta la cocina para prepararle unas galletas de chocolate. En cuanto llego debo apoyarme en un mesón. La cabeza me da vueltas y mi visión se vuelve borrosa. Vagamente soy consciente de que una mujer se me acerca e intenta ayudarme. No puedo ver su rostro cuando ya he perdido la consciencia.

2 comentarios:

  1. Como que perder la conciencia, ¡¿se puede saber que le pasa a Rue maldita sea?! En serio que intriga me has dejado y eres mala , ¿como haces a Rue cortarse y torturas a Seth? Pobres :'( . Te seguiré leyendo a la espera del siguiente capítulo ^_^

    ResponderEliminar
  2. No le pasa nada malo ¡Lo juro por el sinsajo! Rue va a estar mas que bien ¡Palabra de tributo!
    Lo se, soy mala. Vas a ser la primera en torturarme en cuanto se aclare todo, y, cuando termine la historia, vas a poder matarme.
    Lo estoy escribiendo ahora mismo, en una horas lo tengo listo (aunque puede que lo publique en la mañana, estan a punto de quitarme el portatil para dormir ¡No tengo sueño, y las ideas no me van a dejar tranquila hasta que escriba!)

    ResponderEliminar