¡Esta vez si que no me hago responsable por este capitulo! Eh, hola queridos tributos!
Es que de verdad si hubiera estado consciente de lo que escribia este capitulo ni siquiera habria pensado en existir. Bueno estaba influenciada por las pervertidas locas de mis amigas y el sueño. ¡Asi que no soy responsable si algun niño que no sepa sobre eso llega a leer este capitulo! ¡Queda a su propia consciencia! y hoy no les voy a dejar imagen (por motivos obvios) pero si una cancion.
besos panes quemados y azucarillos :D y alejen a posibles niños curiosos
Doy un saltito para bajar de mi
yegua. Seth baja con más calma y me dedica una sonrisa antes de llevarla a los
establos. Me quedo parada y sonriendo como una total estúpida, esperando a que
mi futuro esposo vuelva junto a mí. Cierro los ojos y me mantengo inmóvil y
relajada hasta que noto como unos fuertes brazos me rodean. Me giro mientras
abro los ojos y beso a Seth. Mis manos viajan a la parte posterior de su cuello
mientras él me toma en brazos. Sonrió contra sus labios y pataleo hasta que me
deja en el piso, aun sin dejar de besarme.
Sus manos se deslizan con delicadeza hasta la parte baja de mi espalda.
El mundo parece desaparecer a nuestro alrededor, incluso no me preocupo por los
gritos que puedo escuchar a lo lejos, aunque después se acercan mas y mas. Nada
arruina este pequeño momento hasta que algo arranca a Seth de mis brazos.
Parpadeo un par de veces hasta que soy consciente de lo que está pasando. Un
par de agentes de la paz sujetan a mi mentor mientras que un tercero le apunta
a la cabeza con una pistola. Dejo escapar un gruñido. Esto sí que no, nadie,
repito NADIE PUEDE EMPAÑAR LA ALEGRIA DE MI BODA SIN QUE YO LO DEJE ESTERIL. Me
acerco al agente de la paz con la pistola. Toco suavemente su hombro, él se
gira justo a tiempo para recibir una gran patada en su entrepierna. El agente
cae de rodillas y aprovecho para hacerme con su pistola. Lo obligo a
arrodillarse frente a mí en cuanto se recupera y le apunto a la garganta, es
mucho más efectivo.
—Nadie se mete con mi futuro
esposo, suéltenlo ahora o el primero en recibir un balazo es este hijo de puta.
Pronto seguirán ustedes dos. —Prácticamente les escupo esas palabras, los
agentes dejan en paz a Seth y levantan sus manos—. Buenos chicos, ahora
arrodíllense junto a ese imbécil —ellos obedecen—. Seth, cariño porfavor trae una cuerda y atar a esos tres
Seth me da un pequeño beso en la
frente y hace lo que le pido. Le sonrió a los agentes y los dejo allí, atados
en el piso, mientras Seth y yo volvemos a mi casa. Caminamos tomados de la mano
por el distrito. Charlamos durante todo el camino a la aldea de los vencedores.
Al abrir la puerta de mi casa una pequeña bola de pelos se arroja a mis brazos,
ignorando completamente a su dueño. Mi mentor le dedica un puchero a Alex pero
luego aparta el perrito para besarme. Camino hasta apoyar a mi futuro esposo en
la pared mientras no dejo de recorrer su torso con mis manos. Seth deja escapar
un jadeo contra mis labios mientras desliza su mano por debajo de mi sudadera,
para acariciar mi espalda libremente. No puedo evitar sonreír y soltar un
suspiro cuando siento su mano rozar mi piel. Me aparto unos centímetros y
acaricio su mejilla.
—Eres todo un maldito celoso ¿lo sabías?
—Claro que si, pequeña, aunque sé
que me amas de todas formas.
—Nunca dudes de eso ¿Vale mi vida?
Escucho un gruñido que proviene
desde el piso y noto unas patita golpear mis piernas. Tomo a Alex en brazos y
le rasco tras las orejas.
— ¿Tú también eres celoso?
—Eso o no tenía la menor idea de
que lo que estuvimos a punto de hacer no era malo. En especial ahora que nos
vamos a casar, pequeña.
Asiento, consciente de lo que
habría pasado de no ser por el perrito. Bueno, Seth puede esperar hasta nuestra
luna de miel, aunque…podría ser divertido dejarlo con las ganas. Observo como
acaricia a la bolita de pelos. Tomo a Alex y lo llevo hasta su camita en la
habitación de Megan. Allí me encuentro con una nota de ella diciendo que va a
pasar la noche en la playa. Cierro la puerta de la habitación, dejando al
perrito dormido, y vuelvo a por Seth. Miro a mi futuro esposo con una media
sonrisa en mis labios y le robo un corto beso. Tomo su mano y tiro de él hasta
mi habitación. Al llegar cierro la puerta con pestillo. Seth enarca una ceja,
confundido al principio y luego feliz. Por muy dulce que sea sigue siendo un
chico lleno de testosterona. Apoyo mis manos suavemente en su pecho y lo beso
dulcemente. Poco a poco dejo que el beso vaya perdiendo inocencia. Por primera
vez dejo que nuestras lenguas se enreden en una furiosa danza. Quito su camisa
lentamente, dejando que se le escapen un par de gemidos. Seth suelta un gruñido
gutural y me tumba bruscamente en la cama. Intento volver a besarlo pero mi
futuro esposo me obliga a apoyar la cabeza en la almohada mientras besa, y
mordisquea, mi cuello. Ahora la que deja escapar varios gemidos soy yo. De
verdad no sé hasta donde voy a dejar que llegue esto. Cada beso va alejando toda prudencia de mis
pensamientos. El único pensamiento coherente que puede crear mi cabeza es ¿Qué
tiene de malo? Después de todo nos vamos a casar y va a terminar sucediendo
¿No? Así que ¿Para qué controlarse ahora? No hay motivos. Llego a esa
conclusión cuando sus manos intentan quitar mi sudadera. Beso sus labios y me
dispongo a quitármela yo misma.
—No pequeña, —gime contra mi
cuello— yo me encargo.
Le dedico una sonrisita y me
acerco a su oído para susurrarle que se dé prisa. Mi futuro esposo suelta un
sonoro gemido antes de volver a besarme. Al fin consigue quitar esa maldita
sudadera. Se me escapa su nombre en una mezcla de suspiro, gemido y jadeo. Seth
me sonríe con toda la dulzura del mundo. Mi mentor apoya su peso sobre mí mientras
se dedica a mordisquear el lóbulo de mi oreja. Dejo escapar otro gemido.
— ¿Estás segura de que quieres
hacerlo conmigo, Rue?
—Claro que si, Seth. No querría
que nadie más ocupara tu lugar. Te amo más que a mi vida.
Seth acaricia mi cabello con toda
la dulzura del mundo. Poco a poco la ropa que nos queda va desapareciendo hasta
que, después de muchos besos y caricias, lo hacemos por primera vez en nuestras
vidas.
*****
La luz del sol acaba con mi sueño.
Me estiro en la cama, aun con los ojos cerrados, y giro buscando evitar la
molesta luz que no me deja dormir. Noto unas caricias en mi cabello y abro los
ojos para encontrarme con un sonriente Seth. Los recuerdos de la noche me
invaden y sonrío tanto, o incluso más que él. Me acurruco contra su pecho y le
doy un pequeño besito en los labios. Mi futuro esposo me rodea con sus dos
brazos.
—Buenos días mi amor ¿Crees que
los agentes sigan allí atados?
— ¿Después de lo que pasó al
llegar aquí piensas en eso, pequeña? Pensé que iba a significar tanto para ti
como para mí.
—Estoy jugando, cariño, no sabes
cuan especial me siento ahora que me convertí en tu mujer.
Seth me da un beso en la frente y
apoya su barbilla en mi cabeza. Unos minutos después se separa de mí y me dice
que me levante para irnos de picnic. Salgo de la cama refunfuñando y me sonrojo
al recordar que estoy completamente desnuda. Mi futuro esposo me abraza y
pienso que él no está más cubierto que yo. Mi mentor reprime una risita al ver
mi cara tan roja como un tomate. Le doy un besito y corro hasta el baño. Al ver
mi reacción Seth suelta una carcajada. Vale, acabo de darme cuenta de que soy
muy vergonzosa.
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