¡Hola tributos!
Bueno, a lo que vengo ¡El capitulo!
Ah si, tributos empiecen a imaginarse que van a leer en el siguiente
Besos panes quemados y azucarillos
Aqui esta Fiura |
No dejo de llorar mientras escucho
unos pasos apresurados entrar a la casa y subir las escaleras. Enseguida
comienzan los golpes en mi puerta y los gritos y suplicas de Seth. Sé que debe
estar preocupado por lo que sucedió pero no puedo explicarle, él no me dejaría
continuar con el trato. De algún modo conseguirá llevarme hasta algún lugar en
que Hades no pueda encontrarme, hasta poder hacerme cambiar de opinión. Quiero
abrirle y refugiarme en sus brazos, decirle mil veces lo mucho que lo amo, que
estoy segura de que solo lo amo a él y contarle lo que está pasando de verdad.
Pero no puedo. Todo se derrumbaría, incluyéndome. No puedo permitirme eso. No
puedo derrumbarme. Pero… ¿No me he derrumbado ya? ¿Qué se supone que es esto?
¿Un simple momento de debilidad? Los golpes cada vez se hacen más fuertes, de
modo que pienso que en cualquier momento Seth puede echar abajo la puerta.
—Vete —chillo mientras las lágrimas
aumentan—. Vete Seth, te lo suplico.
—No puedo, pequeña, no voy a
dejarte así.
— ¿Por qué no?
—Porque algo te ocurre y quiero apoyarte,
aunque no me digas lo que pasa.
Esas palaras me hacen considerar
abrirle ¿Qué tiene de malo pasar algo de tiempo llorando en sus brazos? ¿Es
malo escuchar su armoniosa voz diciéndome que todo va a estar bien? ¿Debería
evitar sentirme protegida por el chico al que amo? Después de todo no me va a
preguntar lo que me sucede. Se va a limitar a apoyarme, escucho unos susurros
salir de sus labios. Suplicando que le abra. Puedo escuchar la desesperación en
su voz ¿Temerá que vuelva a cortarme? Si es así no tiene nada de qué
preocuparse. Me prometí no volver a hacer esa estupidez. Me pongo de pie, sin
molestarme en limpiar las lágrimas, y le abro la puerta. Seth se sorprende al
principio pero luego me estrecha entre sus brazos.
—Pequeña no te preocupes, estoy
aquí y nada malo te va a pasar. Nadie va a lastimarte.
— ¿Sigues molesto conmigo? Nunca debí
hablarte de esa forma.
—No te preocupes, eso nunca pasó
¿entendido?
—Entendido y ¿Seth?
— ¿Si?
—Te amo, a ti y a nadie más. De
verdad me arrepiento de decirte que no te quería, no era consciente de lo que
decía, no me pude controlar.
—Solo calma ¿Vale? Te amo, sin
importar lo que te haga. Puede que te lastime sin darme cuenta pero es porque
quiero protegerte.
Me atrevo a levantar la vista
hasta sus ojos. Unos ojos que me dejan sin aliento, en los que encuentro apoyo,
comprensión y amor. Los ojos del chico que amo y del que me dolerá separarme.
Me pongo de puntillas y lo beso. Al principio mi mentor se sorprende. Parece no
creer lo que está pasando, pero después me aprieta aun más contra su cuerpo y
me besa como hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos. Como si
fuera a perderme de un momento a otro. Una de sus manos se desliza hacia arriba
por mi cintura. Pasa por la parte alta de mi espalda, recorre mi cuello y por último
se enreda en mi cabello. Utiliza su brazo libe para sujetarme contra su cuerpo
con fuerza. Negándose a soltarme. Mis ambas manos se mantienen en sus hombros,
felices de poder aferrarse a él, por fin. Nuestros labios se encuentran en una
lucha desesperada, no puedo evitar sonreír. Seth se separa para que ambos
tengamos la oportunidad de respirar y apoya su rostro en mi hombro, con los
ojos cerrados. Puedo sentir su respiración agitada en mi cuello, también cierro
los ojos.
Me siento mal por lo que estoy
haciendo, ahora me siento más feliz que nunca junto a Seth, pero en tan solo
tres días voy a tener que separarme de él. Los latidos de mi corazón aumentan
por la desesperación. No quiero alejarme de Seth. Quiero quedarme junto a él.
Quiero permitirme soñar con un futuro juntos. Superar todas las pruebas que nos
ponga la vida por delante. Pero no tengo derecho a nada de eso. Tengo que
despedirme. Cerrar este capítulo y asegurarme de que él podrá ser feliz sin mí.
Debo hacerme a la idea de que encuentre una chica que lo cuide, que se mantenga
a su lado, cada vez estoy más segura de que me debo alejar de él, hasta que
escucho su voz.
—No vuelvas a intentar
quitarme de tu vida, te necesito.
—Seth…lo siento.
— ¿Qué? ¿Ahora vas a decirme
que lo que pasó no fue nada? ¿Qué volverás a alejarte de mí? Si es eso no
vuelvas a darme esperanzas.
—No digas eso, por favor.
— ¿Acaso no es la verdad?
¡Dime que me equivoco y ahora mismo te entrego la argolla para poder casarme
contigo!
Esas palabras hacen que me
paralice ¿Seth quiere casarse conmigo? Una parte de mí, y para nada pequeña,
quiere ser egoísta y abrazarlo con todas mis fuerzas, decirle que lo amo con mi
alma y que quiero casarme ahora mismo si se puede. Pero no puedo hacer eso.
Tengo que cuidar a mis padres, a la gente que me importa y a él ¿Quién sabe lo
que puede hacerle su padre? Vuelvo a cerrar los ojos y a besarlo. Puede tomárselo
como quiera y estaré feliz de seguirlo hasta el fin del mundo si así me lo
pide. Porque lo amo, lo amo más que a mi vida. Seth me hace girar en el aire
mientras no deja de besarme. En cuanto me baja reparte besitos por todo mi
rostro. Me aparto para esquivar uno de sus besos y besar yo misma la punta de
su nariz.
—Supongo que puedo tomar eso
como un sí.
—Eso fue un sí, mi amor —le
susurro un segundo antes de volver a besarlo.
Mi futuro esposo me sonríe y me
sube a su espalda. Sale corriendo en dirección a una parte del distrito que
nunca había visto, lo que es bastante extraño. Veo una gran extensión de pasto
y, a lo lejos, a su caballo. Junto a Yeer hay una hermosa yegua con la crin de
un tono rubio y el pelaje oscuro. Una haflinger. Seth apura el paso mientras
sonríe como nunca. Llegamos rápidamente junto a Yeer y la yegua. Seth se deja
caer de espaldas en el césped, aplastándome a mí de paso. Le dedico una sonrisa
y le digo que, considerando lo pequeña que soy, es muy fácil aplastarme. Mi
futuro esposo se ríe, se pone de pie y me ayuda a levantarme con toda la
dulzura y la delicadeza del mundo. Seth acaricia su caballo y toma mi mano para
acercarme a la haflinger. Me abraza por detrás y besa mi cabello.
—Pequeña esta es tu nueva yegua,
su nombre es Fiura.
— ¿Me…me conseguiste una yegua?
¿Cuándo?
—En cuanto llegamos al distrito.
Me giro para poder besar y abrazar
a Seth cómodamente. Se aleja unos centímetros para acariciar mi mejilla, lo que
no me sienta muy bien. Lo empujo con delicadeza, aunque logrando tirarlo al
piso, y me tumbo sobre él para volver a besarlo. Seth me sonríe con dulzura y
cierra los ojos mientras se deja besar. Suelto un bufido y me siento en su
estomago, haciendo un berrinche. Mi mentor me deja en el césped y se sienta
para darme un dulce beso. Nos levantamos casi al mismo tiempo, ni que lo
hubiéramos planeado, y nos dirigimos junto a Fiura y Yeer.
Nos dedicamos a montar sin
preocuparnos por que sea noche. Observo detenidamente a mi futuro esposo. Se ve
más feliz que nunca. Cada cierto tiempo me dedica miradas llenas de dulzura. En
algún momento me quedo quieta. Seth pasa junto a mí y salta a mi yegua. Toma
las riendas y Fiura sale a todo galope. Me sujeto a la silla de montar hasta
que Seth rodea mi cintura con uno de sus brazos, entonces me relajo y apoyo mi
cabeza en su pecho mientras disfruto del galope.
Idiota.
Egoísta.
Crédula.
Cabezota.
Ingenua.
Todas esas palabras vienen a mi
mente cuando, aun sobre Fiura y entre los brazos de Seth, la realidad me
golpea. ¿Cuándo nos casaremos si Hades vendrá por mí en tres días? ¿Cómo voy a
dejar a Seth solo? ¿Cuándo pudo pasar por mi mente la idea de ser feliz? Mi
móvil suena, no recordaba que lo tenía en estos vaqueros. Contesto y puedo
escuchar la voz de Hades.
Tiene planes para mí. No va a
torturarme ni matarme. Viviré en un su mansión. Puedo llevar a quien quiera
conmigo. Las palabras del nuevo presidente de Panem son como una bendición para
mí. Podre casarme y vivir con Seth. Seremos felices. Sonrío al descubrir que
ninguna de las palabras de antes me describe, la única palabra que puede usarse
para mí en estos momentos es enamorada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario