Capitulo 9: Chillidos e intentos de evitar un fusilamiento

¡Hola tributos! una de la mañana aqui en Chile ¡Ya es Domingo! como pormeti aqui esta el capitulo, bueno...es el mejor titulo que se me pudo ocurrir sin tener que desvelar el secreto, pero ¡Calma! ¡No a a morir nadie en este capitulo! Pueden relajarse, respiren hondo. Inhalen, exhalen...ahi me pase un poco
Creanme que esos chillidos del titulo son de alegria ¡Ya van a saber por que! ¡No saben cuanta ilusion me hace publicar este capitulo!
besos, panes quemados y azucarillos

estas serian Meg y Rue celebrando la noticia

Abro los ojos lentamente. Me encuentro nuevamente en la habitación que comparto con mi esposo. Seth está junto a mí, acariciando mi cabello. Puedo ver una enorme sonrisa en sus labios, le devuelvo la sonrisa algo confundida ¿Por qué esta tan contento? No me molesta para nada, quisiera que pudiera estar así por el resto de su vida, pero antes de dormirse estaba en medio de una especie de ataque de pánico, e incluso antes de eso estaba destrozado ¡Exijo saber que hace a mi marido estar tan feliz! ¡Yo también quiero hacerlo feliz! Bueno…de verdad he estado bipolar últimamente. Lo único que me falta es empezar a correr por toda la mansión mientras grito imbecilidades, lo que no estaría mal si sirve para olvidarme de todo lo malo que está pasando. Otra opción para olvidar lo malo sería ¡Poner atención cuando me hablan y dejar de estar sumida en mis pensamientos! Voy a terminar golpeándome la cabeza con una sartén si sigo igual de despistada. Me doy una palmada en la frente, que duele, no medí mi fuerza. Seth sujeta mi mano.

— ¿Siquiera me estas escuchando, pequeña? —la sonrisa aun no desaparece, todo está bien.

—Sinceramente, no ¿Qué decías?

—Que te tengo una noticia que va hacerte olvidar todos los problemas, pero no puedo decirte nada hasta que mi hermano y Megan se dignen a aparecer. Ella me mataría si no está cuando te lo diga.

— ¿Tan grave es?

—Importante, si, que me hace feliz, también, que te va a hacer feliz a ti, no lo sé pero no es grave.

— ¿Vale?

Decidido. Seth no va a hacer más que confundirme, mejor no volver a preguntarle sobre el tema, pero me mata la curiosidad. Quiero saber lo que pasa ¡Ahora mismo! Estiro mi mano hasta el rostro del chico que más amo en este mundo y hago pucheros, indicándole que quiero que me abrace. Seth se recuesta junto a mí y rodea mi cuerpo con sus fuertes brazos, por mi parte beso cada centímetro de su rostro. Esto sí es bipolaridad, de estúpida y confundida pasé a ser una romántica perezosa ¡Que alguien me ayude con estos cambios de humor! Nunca había sido así, ni siquiera cuando…bueno, lo que nos pasa a todas las mujeres. Me acurruco contra mi marido, dejando escapar un bufido exasperado.

— ¿Qué pasa?

—Cada día estoy más loca y bipolar, no sé cómo me aguantas.

— ¿Sera porque eres el amor de mi vida?

—Podrías haber encontrado a alguien mucho mejor.

—Eso es imposible, no hay nadie en este mundo mejor que tu.

— ¡Gracias por bajarme la autoestima! —ese chillido indignado, no puede ser otra que Megan. Mi amiga da un salto y cae justo entre nosotros dos, Harry se recuesta entre Megan y Seth mientras le da un beso a su novia.

— ¡No se vale, ustedes dos quedaron juntos!

—Como si fuera a separarme de Harry, era un poco obvio, Rue.

—Entonces muevan su trasero y déjenme estar junto a MI ESPOSO.

—Es mi hermano, así que no hagas un berrinche.

Me situó entre Megan y Harry, ya nadie queda con su pareja ¡Quiero justicia! Mi amiga consigue que mi cuñado pase casi volando sobre mí, por fin cada uno quede con su pareja.

— ¿Feliz?

—Claro que si­

Mientras murmuro esas palabras abrazo a Seth con fuerza, la chica deja escapar la palabra amargada en un tono bastante chistoso. Este cuarteto es todo un desastre ¡Si nos dejaran sueltos podríamos hacer explotar a Panem por accidente! Megan y Harry comienzas a planear una salida por el Capitolio, no sé como consiguieron el permiso de las dos víboras. En algún momento cierro los ojos y oculto mi rostro en el pecho de mi amor, con la cabeza dándome vueltas otra vez, solo que ahora no es suficiente para desmayarme. Los tres se quedan callados al notar mi gesto, ellos saben lo que sucede. Me aferro a la camisa de mi marido, temiendo que suceda de nuevo. Escucho un golpe, que suena hueco, y a Meg chillándole a alguien, supongo que a Seth, que me cuente lo que sucede, mi cuñado la apoya. El chico mas especial de este mundo, otra vez la Rue cursi, hace que levante la vista hasta su rostro, vuelvo a perderme en sus ojos, como miles de veces. Los labios de Seth rozan los míos con delicadeza hasta que mi amiga vuelve a chillar.

— ¡Por el amor de Dios, basta de besos y dile de una vez!

—Cierra la boca, ya le habría dicho si no me hubieras obligado a esperarlos.

— ¡Quería estar cuando le dijeras que va a ser madre!

Y a Megan se le escapa el secreto, ya dijo que voy a ser mamá…espera un segundo… ¿¡Voy a ser madre!? ¡Estoy embarazada! ¡Ahora lo entiendo todo! ¡Estoy embarazada! En mi estado de euforia soy vagamente consciente de que mi esposo regaña a la poco discreta chica. Sin importarme interrumpir lo que sea que está diciendo me arrojo a los brazos de Seth y lo beso como nunca antes ¡Vamos a ser padres! ¡Tendremos un bebé! ¿Qué importa la forma en que me enteré? ¡Voy a ser mamá! Mi amor me devuelve el beso después de un par de segundos, definitivamente lo tomé por sorpresa. Quiero reír, llorar, chillarle a todo Panem que voy a ser madre, que Seth y yo tendremos un bebé…pero si se lo gritara a todo Panem me quedaría viuda, papá y el tío Gale son los hombres más celosos que pueden haber existido…también esta Haymitch, Beetee también lo mataría…Incluso el señor Odair se uniría al pelotón de fusilamiento. Será mejor decirles cuando mi esposo esté a salvo en un tanque a prueba de bombas, electricidad, tridentes ¿Y panes y alcohol? Definitivamente papá y Haymitch no son una amenaza muy grave. Al menos que Haymitch organice el plan para entrar al refugio  papá camufle a todos. Vale son una amenaza…un momento… ¿Qué estoy diciendo? Me estoy volviendo completamente loca, en realidad ese grupo lo único que haría sería desmayarse, por más tiempo que yo ¡No puedo esperar para decirle a Debrah, mamá, Annie y Johanna!

Sigo entre los brazos de Seth, a pesar de que se ha acabado el beso. Ahora el futuro padre de mi hijo, o hija, sigue regañando a Megan. Empujo a mi amor hacia la cama, lo mas suavemente que puedo, y me acerco a charlar (o mejor dicho gritar de alegría) junto a mi amiga. Los dos chicos se tapan los oídos al escuchar nuestros grititos agudos. Después de unos segundos aparece un par de agentes de la paz, tratando de averiguar que está pasando. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo Meg y yo les arrojamos todos los cojines que encontrarnos.

— ¡No interrumpan nuestra alegría! —les chillo, luego me encuentro en el aire. Mi cuñado me sujeta como a un metro del piso.

— ¡Voy a ser tío, voy a ser tío!

—Si, pero bájame por favor, me estoy mareando.

En vez de dejarme en el piso Harry me arroja a los brazos de mi amor, como si fuera una pelota de playa, bueno en unos meses voy a estar hinchada como una. Hago un puchero y me refugio en los brazos de Seth, lo beso una y otra vez. En otro lugar de la habitación Harry y Megan están besándose mucho menos inocentemente que nosotros dos.

— ¡Si van a hacer eso vayan a su habitación!

— ¡Tu eres la futura madre aquí, no te quejes!

Dejo escapar un bufido antes el comentario de Megan. Decido ignorar a la otra pareja por completo y concentrarme en mi Seth. No nos percatamos cómo pasa el tiempo. En algún momento, cuando ya se ha hecho de noche. Mi cuñado y mi amiga abandonan nuestra habitación, Meg me guiña un ojo y sé perfectamente lo que van a hacer. Pongo un poco de música, lo suficientemente fuerte para no tener que escuchar los ruidos que pronto saldrán de la habitación de al lado. Dejo escapar un bostezo y saco un camisón de color amarillo del armario, me cambio sin prisa, después de todo mi esposo ya me ha visto bastantes veces. Me recuesto en la cama y me cubro con las sabanas, Seth me observa con una sonrisa y luego cambia su ropa por unos simples pantalones de pijama, dejando su pecho descubierto como cada noche. Mi esposo se tumba junto a mí y yo lo arropo. Apoyo mi cabeza en su hombro igual que siempre, esta es la única rutina que de verdad nos gusta. Seth hace algo nuevo y acaricia mi estomago, justo después de depositar un pequeño beso en la comisura de mis labios.

— ¿Estas feliz por esto, pequeña?

— ¿Podría no estarlo? Me cacé con la mejor persona en este mundo, te amo más que nunca y ahora vamos a ser padres. Soy más feliz que nunca, mi vida.

— ¿Sabes una cosa? —Niego esperando a que me diga—. Siento que soy el hombre más feliz del mundo, aunque aun me cuesta creerme que aquí adentro venga nuestro bebé. Parece un sueño.

—Lo mejor es que no lo es.

—Y eso es lo que me hace más feliz, que es verdad. Seremos padres, nada podrá arruinar nuestra felicidad.

—Eso tenlo por seguro, amor.

—Eres mi princesa ¿Lo sabes?

—Ahora si—le doy un pequeño besito y me acurruco junto a él. Sabiendo que desde ahora todo lo que aparezca en mis sueños me va a hacer aun más feliz de lo que soy, por muy imposible que parezca.