sábado, 18 de mayo de 2013

Capitulo 23:Decisiones

hola tributos!!! tranquilos que mi amiga no me ha matado aun, hoy les traigo el capitulo 23, lo habría publicado el fin de semana pero estaba estudiando matematicas, y para colmo el lunes al hacer la prueba obtuve un 3.8 de 7.0, asi que me castigaron, hoy el profesodijo las verdaderas notas y la mía era un cuatro traiganme tridentes asi que vuelvo a ser una mujer libre en vez de una avox :)
no les cuento más de mi aburriiiida vida y les dejo el Capitulo
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no dejo de correr hasta que llego a una pequeña habitación donde me quedo pensando, el tridente que tengo ahora es del padre de Finn, un hombre que nunca se rindió, a pesar de todo lo que le hicieron, en eso también es una persona como mi madre, ambos estaban decididos a sacrificarse por otras personas, recuerdo que Finnick protegió a mi padre y por eso recibió un navajazo de la vencedora del distrito 2, Enobaria, a pesar de eso sobrevivió y siguió luchando, tal vez yo tenga esa oportunidad, o tal vez no, la verdad no me importa pero cambié de opinión, voy a seguir luchando, por mi hermano, por mis padres, por Finn, por Annie, por Seth, no importa si no logro salir de aquí pero voy a desafiar a Hades hasta el final.
Ahora observo la píldora morada, esto también me puede servir, si algo o alguien me acorrala no le daré el placer al Capitolio de verme asesinada, no, voy a suicidarme y les demostraré que no pueden controlarme, ahora pasé de ser una chica que le teme a su propia sombra a una persona salvaje, fuerte, incontrolable y destructiva, puedo pasar por alguien tranquila, asustada y que sigue órdenes pero nadie podrá evitar que siga con mi voluntad ni que cumpla mi objetivo, igual que... el mar, ahora me siento bien, más fuerte que nunca. No soy una imagen de mi madre, no tengo que ser como alguna persona, yo soy única y especial, no estoy hecha de fuego pero eso no significa que pueda ser importante a mi manera, no voy a esperar voy a usar todo el tiempo que me quede para desafiar a Hades Snow.
-puede que no sea mi madre, pero voy a destruirte, Hades-digo con voz firme, sé que van a cortar este momento, pero también sé que él puede escucharme, al igual que su hijo, quien me apoya y se ha convertido en alguien en quien puedo confiar.
Me siento en el piso y examino mejor el arco que me entregaron, me parecía familiar, con razón, es el de mi madre. Algo, instinto tal vez, me dice que esto es obra de Seth, no puedo evitar sonreír ante el gesto de mi amigo, nunca pensé que alguien que es familiar de la persona que tanto daño le hizo a mi madre haya podido volverse uno de mis mejores amigos.
Escucho otra vez mi nombre y esta vez puedo reconocer perfectamente la voz, salgo de la habitación y descubro a la personita que he escuchado, mi pequeño hermano.
-¿quien te trajo aqui?
-ven-luego de decirme esto sale corriendo y yo lo sigo.
-¡Gale! ¡Gale! ¿donde estás?-grito a todo pulmon cuando lo pierdo
-aquí
sigo el sonido de su voz hasta llegar a una escalera, mi hermanito señala la escalera, yo subo seguida de él y me horroriza lo que encuentro, dos agentes de la paz que golpean a mi Finn, mi hermano me mira con tristeza cuando Finn cae al piso. Saco una flecha que da en el cuello del primer agente, lo mismo pasa con el segundo y me acerco al chico al que amo, intento ayudarlo a levantarse hasta que encuentro una sonrisa despiadada en su rostro, no entiendo lo que sucede hasta que el que creí mi hermano toma la forma de una ardilla sedosa, con unos colmillos filosos y que se lanza hacía mi, en el ultimo momento alzo el tridente para protegerme y el cuerpo de la ardilla se clava en él, el supuesto Finn me sujeta por los hombro y hace que me apoye en una pared mientras él se va volviendo una de las personas que toda mi familias odia, empezando por la rosa blanca y terminando con los ojos de serpiente.
-¿que vas a hacer ahora señorita Mellark?-cuando susurra esas palabras me llega el aroma a sangre de su aliento, observo el tridente y el arco en el piso y noto el carcaj deslizarse a hasta mi codo, logro sacar una flecha por detras de mi espalda y sin dudar un segundo la entierro en la sien de quien me sujeta.
-lo que siempre quise-le respondo antes de que se le escape la vida.
Recupero el tridente y el arco y me vuelvo a colgar el carcaj al hombro, empiezo a caminar sin rumbo fijo durante todo el día, en un momento del día me da hambre y vuelvo a sacar lo primero que encuentro en la mochila, luego cuando ya me siento cansada vuelvo a esconderme en una tubería y me duermo.

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